miércoles, 30 de julio de 2008



Desde siempre Huilliches se propuso contar las historias de aquellos que los medios masivos dejan a un costado. Los que no tienen lugar en la agenda diaria, por el simple hecho de ser como usted o como nosotros.

Tan simples pero a la vez tan complejos.
Y esas historias son las que nos emocionan, las que nos hacen latir, las que nos movilizan.

Esas historias que nos hacen agradecer el desandar, poco a poco, los vericuetos de este oficio donde, se sabe, lo importante son las preguntas.

Cuantas, pero también cuales; preguntar, como si de eso dependiese nuestro futuro.

Preguntar lo que no entendemos, pero también lo que sí entendemos porque, a no olvidarse, preguntamos en nombre de nuestros lectores.
Cuando Alejandro produjo la nota con Gustavo Díaz, portador de HIV, estaba seguro de sus preguntas. Pero la realidad, siempre, cambia las cosas.

Pensó que iba a hacer una entrevista, una más, y en realidad se encontró con una lección de vida. Se sorprendió, se emocionó y se indignó, en diferentes momentos de su charla.

Y, como suele pasar, salió con más preguntas de las que llevaba.
Pero tal vez de eso se trate: de cuestionar, y de cuestionarse.

Porque cuando realizamos un cuestionario sólo tenemos preguntas frías anotadas sobre un papel, pero con la persona enfrente esas mismas preguntas cobran vida y son una puerta entreabierta que invita a conocer el alma de quién tenemos enfrente.

La vieja máxima de la objetividad periodística queda prolijamente acomodada en el tacho de la basura porque ¿con que objetividad podemos entrevistar a alguien que sufre o que, simplemente, es feliz?

¿Puede entrevistarse de la misma manera a la señora que toma el té de las cinco mientras juega a la canasta que a un leproso?
¿Puede contarse de la misma manera la vida de Gustavo Díaz que la de Cristian haciendo malabares en los semáforos?
Claro que no, porque cada uno hace surgir una nueva pregunta, un nuevo porqué.
Nuestro compromiso es contar esos micro-mundos, esas historias personales que nos identifican y nos ubican como parte de un todo.

Lo intentamos en el primer número, lo seguimos intentando en este y lo seguiremos intentando en los que vengan.

Con preguntas, claro, pero teniendo en cuenta que lo importante son las respuestas. Porque en definitiva de eso se trata.

Huilliches

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