La historia comienza varios siglos atrás, cuando por medio del telégrafo y el teléfono el hombre ya podía comunicarse a grandes distancias, incluso a través de los mares gracias a los cables submarinos pero, claro, solo entre los puntos en los que llegaban estos cables.
¿Qué pasaba entonces con las zonas poco pobladas, y con los barcos que quedaban incomunicados?
La superación a estas dificultades empezó a ser posible con una serie de descubrimientos, entre ellos la radioafición.
Desde 1910 existían radioaficionados en Buenos Aires y desde la ciudad de Bernal, pleno campo de batalla en ese momento, recibieron comunicados de bases en Canadá e irlanda. En 1915 jóvenes radioaficionados de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza constituían una especie de hermandad mediante la cual se comunicaban noticias, entablaban charlas a distancia y hasta intercambiaban recitales de piano o violín.
A principios del siglo XX aparecieron los primeros radioaficionados que experimentaban los últimos adelantos de la física. Hasta ese momento utilizaban como transmisor una bobina de inducción o carrete con un explosor o chispero y el receptor era un cohesor que hacía de detector y cerraba un circuito local con una especie de relevador. Sus estaciones carecían de señal distintiva oficial y faltaban algunos años todavía para el otorgamiento de las primeras autorizaciones.
La radioafición, a pesar de ser muy poco difundida, ha ocupado un lugar importante en las sociedades de todos los tiempos, sobre todo en aquellos en donde desastres naturales destrozan todo tipo de sistemas de comunicación.
Pero desde Huilliches no quisimos quedarnos solo con la historia de los manuales, sino que decidimos buscar a los radioaficionados de nuestra zona, para que nos contaran que significaba la radioafición.
Primero nos entrevistamos con Daniel Artiles, un radioaficionado de la comarca Viedma-Patagones, que nos introdujo en el tema. La primera pregunta ineludible fue ¿Qué es eso de la radioafición? Daniel comenzó a contarnos que es justamente eso, una afición, que puede llegar a ocupar el lugar de un servicio, pero que los radioaficionados no lo toman como tal, sino que es mas bien un hobby, y agregó: "La radio en si, siempre tuvo una fuerte presencia en la sociedad y esa presencia lamentablemente esta relacionada con hechos catastróficos, como lo fue el ultimo terremoto de Japón, en donde los únicos medios de comunicación disponibles fueron los radioaficionados".
Hoy la radioafición no tiene tantos límites como hace tiempo atrás, en donde solo se podía llegar hasta pueblos cercanos. Respecto a esto Artiles explicó que "como todos los medios de comunicación, la radioafición ha atravesado varias barreras, desde el hecho que hoy se pueda modular con una radio hasta con un teléfono celular".
Que comience la función
Nosotros, seamos sinceros, seguíamos sin entender muy bien como se maneja y cual es la función de un radioaficionado. Daniel nos siguió contando que se elige un lugar determinado, se instalan los equipos y se comienza a transmitir. "Se instala desde la torre hasta los equipos", y agregó: "Pero lógicamente nada es tan fácil como suena, todo lleva su tiempo; si se quiere comenzar a transmitir a las once de la mañana, se empieza armar todo cerca de las siete de la mañana y la próxima experiencia va a ser la del Faro", en referencia a un próximo encuentro de radioaficionados en los faros de Viedma y Segunda Barranca.
Daniel contó que en la comarca se armo un grupo de unas 25 personas que comparten la misma vocación y que cuando se arman los encuentros, se dividen los gastos para que todo se pueda llevar adelante.
"Cuando se arman estas experiencias, lo que mas te une son esas ganas de hacer radio", nos contaba Daniel mientras íbamos cerrando la nota y arreglando nuestra segunda charla que seria, por supuesto, en el club de encuentro de radioaficionados.
Llego la noche y nosotros estábamos ahí; la cita era en calle Colon al 498, el club Valle Inferior; en ese momento nos encontramos, además de Daniel, con otros dos radioaficionados que se sumaron a contarnos sus experiencias.
Uno de ellos, Iván, aseguró de entrada que la radioafición es un logro personal: "Hacerte escuchar, relacionarte con un mismo tipo que no sabe quien sos, ni vos tampoco sabes quien es, pero que los dos tienen la misma idea, entonces buscas la forma mas económica que se pueda para comunicarte".
Pero las dudas seguían y uno de nosotros le pregunto cual era la diferencia de hacer radioafición y sentarse frente a una computadora, a lo que respondieron: "El fin es el mismo, lo que cambia es el modo; no es lo mismo que hagas un asado al horno a que lo hagas al fogón. El gusto y los condimentos marcan la diferencia".
A partir de ahí comenzamos a entender este "hobby", y de porqué los radioaficionados sentían esa necesidad de por lo menos unas horas en la semana sentarse a hacer radio, pero no de la manera tradicional. No es solo sentarse frente a un micrófono y hablar sino compartir la vida misma a través de la radioafición.
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