viernes, 26 de junio de 2009



TAPA EDICIÓN Nº 16

Una mirada a través del tiempo

El oficio de domador: coraje, astucia y paciencia criolla

En este devenir de los oficios, muchos de ellas han ido prácticamente despareciendo. En esta nota te mostramos uno de esos oficios, la doma de caballos, y un pedacito de la vida de Manuel Gregorio Torres, maragato y de oficio domador.



///// Por Marcos Saldaña /////

Manuel Gregorio Torres nació en 1943, en Maquinchao, provincia de Río Negro, y a pesar de que ya no esté físicamente, dejó marcado un paso por el oficio de domar, con vocación, con el alma, con técnicas antiguas y criollas. Con una mirada puesta en el recuerdo y con la nostalgia llena de júbilo, Jaime, hijo de Manuel, nos contó el tan apreciado oficio de su padre, los desafíos y el placer de amansar a un animal, aunque, además del amanse, Torres hacía otras tareas como capar, descornar, y muchas otras actividades que sólo se conocen en el campo.

“Mi viejo –cuenta Jaime- lo que hacía era amansar caballos, lo que ahora se perdió mucho. Ahora se amansa de una forma muy moderna y muchos métodos que se están utilizando son extranjeros, ya sean americanos (estadounidenses) o europeos, como las piletas de agua, o el jácamo que es un sistema de freno que pasa por arriba de las narices, pero ahí ya se esta ejerciendo violencia. Antes muchos domadores amansaban con el rigor, con violencia, pero mi viejo lo hacía con paciencia”.

Sin dudas la difícil tarea de amansar un animal salvaje no es para cualquiera: “Hoy, en un par de días, ya te están amansando un animal y en esa época, que no hace mucho, mi viejo tardaba aproximadamente seis meses para amansar un caballo para que lo pudiera montar no sólo el domador sino cualquiera que se suba en él”, detalla Jaime.

Además, según él, que recibió la herencia del oficio de su padre, “esto se trata de que el caballo confíe en la otra persona, no sólo en quien lo amansa. Ese es el punto clave; entregar un caballo bien manso, donde se pueda subir cualquiera, porque al principio el caballo se acostumbra al domador, quien es el que le habla todos los días, lo trata, lo lleva y lo trae”.

El viejo Torres nació en el campo y viene de una familia campera. Donde nació, cuenta su hijo, era una zona donde todas las tareas se hacían a caballo. Es decir que toda su vida tuvo que amansar caballos para poder tener transporte.

Torres agarraba un caballo totalmente chúcaro o bagual (arisco), y si lo iba a palenquear, primero lo enlazaba, y una vez que el caballo estaba en tierra le ponía el bozal para poder tener de donde agarrarlo, y lo llevaba al palenque lo que significa hacer una tarea muy ruda.

En este despellejo de los secretos del oficio del domador, Jaime nos contó que luego de la palenqueada se le “quebraba la boca” al animal: “Esto consiste en ponerle bocado, con dos sogas sobre el lomo (riendas) y otra enganchada sobre la argolla del bozal (cabresto). El caballo tiene que estar en el piso, entonces se ejerce una fuerza paralela entre la rienda y el cabresto (soga que se engancha al bozal), y el animal hace fuerza hasta que afloja. Eso es un paso para que el caballo de rienda, frene, camine y doble una vez manso”.

Casi con detalles pormenorizados en sus gestos, Jaime explicó que luego de ese proceso su padre hacía lo que él llamaba la “descosquillada” o “sogueada” que consiste en sacarle todas las cosquillas al caballo: “Cuando se le pasa la mano a un bagual por la panza, por el lomo o por las patas, tiene cosquillas, y va a tratar de que no lo toques, y toda esa sensación se la sacas con la sogueada. Es todo un proceso que al viejo le llevaba entre dos o tres meses, hasta que le ponía el recado”.

Lo cierto es que cuando uno ve a un caballo, no se imagina todo el trabajo que hay detrás para que este sea manso y se pueda utilizar como medio de transporte.

“Si tiene costumbre de tirar patadas hay que sacársela, y que no reaccione contra la persona que lo quiere amansar y menos con su dueño”, explica Jaime.

Posteriormente a la sogueada, se empezaba con el recado, que es ir de a poco poniéndole “los aperos, los trapos” (el recado o montura) para que el animal se vaya acostumbrando a que tenga algo arriba del lomo, evitando que se tire al piso, pateé, o que se ponga arisco.

“El tema del domador no era nada sencillo, y nunca estuvo bien pago; siempre el estanciero pagó mal al domador”, dice Jaime y agrega que “un domador tiene la habilidad de domar un caballo, la virtud de montarlo y sobre todo el don de que un animal salvaje pase a ser una animal manso”.
Entrevista a un periodista español, que fue corresponsal en el mundo, vive en Río Colorado y hace radio en Viedma

Norberto Bermúdez: “El afán del periodista es llegar lo más cerca de la verdad, de correr los velos que la cubren”

Nobleza obliga: de Norberto Bermúdez tuvimos referencia por un colega, Daniel Etman, compañero de trabajo suyo en Radio Nacional Viedma. Lo contactamos para la entrevista y después vinieron un par de desencuentros por cuestiones de tiempo hasta que un sábado por la tarde pudimos sentarnos con él en una mesa del hotel donde se hospeda cuando viene a Viedma. Lo que sigue es una buena parte de esa charla donde recibimos pequeñas lecciones de periodismo junto con el relato de experiencias propias de un hombre de mundo. Cordial y ameno aunque sin pelos en la lengua al momento de decir lo suyo, Bermúdez desgranó parte de su historia personal, y fue un gusto escucharlo.

///// Por Rolando Arrizabalaga /////

Norberto Bermúdez se graduó en la Universidad Autónoma de Barcelona, España, e inmediatamente, en 1982, ingresó a trabajar en el semanario Interviú, uno de los más importantes de ese país. Allí, según cuenta, tuvo varios años de silla aprendiendo la dinámica de una redacción. “Menos por el archivo creo que pasé por todas las secciones que tiene una revista como esa”, dice y al mismo tiempo recuerda lo que significaba profesionalmente ingresar a un medio así: “Te estoy hablando de los años 80; la posibilidad para quienes llegábamos allí de muy jóvenes de poder nutrirnos de toda la sabiduría de toda una estirpe del periodismo que ya ahora lamentablemente no existen y que tuvimos esa oportunidad muy pocos. Creo que fuimos unas de las últimas generaciones de jóvenes que tuvimos esa posibilidad de aprender trabajando al lado de gente muy experimentada, y eso nos permitió a varios de nosotros poder ejercer nuestra profesión no solamente en España sino también fuera de su territorio. Así que después de hacer un aprendizaje tuvimos esa ocasión de salir”.

El término “salir” tiene una importante connotación en la vida profesional de Norberto: “salir” de la redacción de Interviú significó para él comenzar a desempeñarse como corresponsal de guerra, o “reportero especial”, tal como él define ese rol.

La experiencia en conflictos internacionales

El primer viaje que yo hago es en el año 1988, seis años después de entrar a trabajar.
Yo tuve la oportunidad de estar en varios sitios, empezando por lugares donde los conflictos internacionales son habituales como por ejemplo en Pekín, en los acontecimientos de la plaza de Tiananmen; después, al año siguiente, en el año 89 en Panamá…

- Como enviado especial de Interviú…
- Exactamente, a cubrir aquellos episodios… Es decir nunca eran viajes donde uno iba a lugares tranquilos, o donde no pasaba nada. Después me tocó ir a la primera Guerra del Golfo hasta que la vida útil, yo siempre digo que la vida útil si uno se dedica a esto es bastante limitada tanto en lo físico como en lo psíquico entonces esto tiene a veces una vuelta atrás… es decir le pasa lo mismo que a un futbolista ¿no? tiene una limitante en tiempo, y también hay otro agregado tal vez mucho más complicado que es el equilibrio emocional. Es decir, tu vas, no eres ajeno, por mas que vas a trabajar a estos lugares tienes que mantener distancia de las partes en conflicto porque tu vas a cubrir aquello y vas a contarlo es algo que te afecta.

- ¿Cómo se trabaja eso? ¿Cómo se hace para bajar de esa realidad?
- No es fácil… A ver… la primera o la segunda vez, si eres muy joven, te parece una aventura, luego ya empieza a complicarse. Hay imágenes, sonidos, voces que caminan con uno por más que trate de abstraerse. Son situaciones muy límites.

- Con la muerte rondando…
- La mayor parte de las veces, sí, claro… si, si… y esto lógicamente es un trabajo que tiene un limite. Llega un momento en que uno, o al menos lo que me paso a mi, ya no me satisfacía ese tipo de trabajo, porque me afectaba mas de lo que debía.

- La pregunta no tiene intención de morbo pero ¿que recuerdos puede traer de esas coberturas especiales?

- A ver, hay muchos episodios que uno podría recordar. Yo diría que en los lugares donde me ha tocado estar siempre hay una constante; es decir en este tipo de conflictos guerras civiles, o guerras, hay un común denominador que es que las caras cambian, pueden cambiar, pero los que sufren son siempre los mismos. En las guerras o en los conflictos los sectores más afectados son los más desposeídos. Los sectores más pudientes, que suelen ser los más corruptos, son los que primero se salvan, entonces este es uno de los episodios que uno rescata como algo constante que se repite más allá del color de las pieles, de las caras, etc. Y situaciones en particular podría contar muchas pero quizás las mas impactante fue la de Ruanda, que fue el genocidio más rápido de la historia donde en muy poco tiempo fueron asesinadas miles de personas ante la impasividad de todo el espectro internacional.

- Para muchos de nosotros que trabajamos en medios locales tal vez una de las ilusiones profesionales es cubrir este tipo de acontecimientos…


- Eso tiene un componente de mucha suerte ¿no? Porque tú sabes que vas a trabajar pero no sabes como regresas: si en una caja o cómo. Yo tuve la suerte de salir indemne, salvo en una ocasión que me toco con una pequeña esquirla en una pierna, pero bueno…
- ¿Donde fue eso?
- Esto fue cerca de la frontera entre Kuwait e Irak. Nosotros, los corresponsales de prensa en la primera guerra del Golfo, estábamos a merced del ejercito de Estados Unidos; tuvimos que hacer un pequeño curso de corresponsal para el ejercito norteamericano porque sino no puedes cubrir. Nos llamaron para acompañar una patrulla, y en una aldea cerca de la frontera entre Arabia Saudi y Kuwait, íbamos unos 10 periodistas, fuimos recibidos a “pepinazos” y una esquirla me rozó. Pero bueno, estas cosas suelen ocurrir. No es solo una cuestión física o psíquica también necesitas de un entreno. Tu tienen que saber que en una situación en un terreno de conflicto no solamente tienes que identificar las partes sino también tienes que saber como puedes hablar, que puedes decir, que no puedes decir, en que idioma incluso tienes que hablar. En determinados lugares si hablas en ingles eres hombre muerto. Por eso te decía que yo fui muy arropado por los colegas.

- Se habla de una relación muy particular entre los reporteros especiales, como de una especie de hermandad…


- Es muy difícil porque si tú te involucras demasiado eso te puede llevar a tener problemas serios y que te pueden llegar a costar la vida. Si durante la guerra de los Balcanes a un periodista le toca trabajar con una patrulla de un bando determinado y esa patrulla militar comete tropelías, asesina gente, viola mujeres, etc, etc. tu no puedes hacer absolutamente nada por mas que estés pensando que aquello es una locura; y ni se te ocurra ir a denunciarlo porque eso puede llevar a que te maten. Así de claro, y sin ninguna contemplación. Piensa que en un conflicto armado lo que menos hay son minutos o segundos para pensar absolutamente nada. La ficha te cae después. Si vas a un lugar así y a la primera te empiezas a poner a pensar “pero como este hombre esta haciendo semejante barbaridad” o “pobre gente”, te puedo asegurar que en ese momento eres hombre muerto. No es sencillo, por eso todo este proceso se hace después. Uno puede haber sido testigo de mil y una barbaridades y en ese momento tienes que estar sujetado, no puedes hacer nada; ni tampoco debes hacerlo porque el reportero especial que va a este tipo de conflictos no debe tomar parte por ninguno de los bandos. Lo que tiene que hacer es reflejar lo que pasa y buscar la historia humana, y nada más.

- Le pregunto desde la ingenuidad profesional ¿cómo se maneja uno en la primera experiencia en la búsqueda de la información, en la observación, para lograr un relato acabado del asunto?


- Lo primero que uno tiene que tener claro es el terreno en el que se va a manejar. La historia del conflicto que va a cubrir, tiene que tener la mayor cantidad de información posible. Saber donde vas a estar y cual es la situación que rodea a la situación donde vas a estar. Vamos a suponer: Guerra de Golfo, y tu sales a caminar libremente… no. Vas a estar en un lugar, tienes que tener toda la relación del lugar, te interiorizas de quienes son los señores de la guerra en ese lugar donde tu vas a estar porque tu vas a tener un área de cobertura. Esto es lo primero. Después, para salir a buscar historias no hay horas, entonces tienes que estar disponible las 24 horas del día y después viene como consigues las historias: bueno, salen. Las historias uno las va a buscar, las ve, a veces surgen a veces te las dicen o te las cuentan.


Sobre el periodismo, la objetividad y esas cosas…

- ¿Qué piensa que es lo más complejo de este oficio?

- El sentido común. Eso para empezar y lógicamente lo que cada vez es más difícil es encontrar periodistas capacitados, que sepan, que tengan “background”. Hoy por hoy hay gente que va a entrevistar, y esto lo ves, lo notas, y no saben de que están preguntando, ni de que están hablando ni saben quien es el que tienen adelante, y entonces esto se nota luego en lo que escriben, en lo que dicen o como lo informan. Por eso digo que falta sentido común; en cualquier profesión te tienes que estar capacitando, formando e informando constantemente. Ahora se ha inventado esta historieta lamentable de bastardeo del periodismo que es el movilero; es gente que no… oye, no saben ni de que están hablando, lamentablemente eh… quizá no tengan ellos la culpa… quizá la necesidad de vender la noticia, no la necesidad de informar, la necesidad de vender noticias hace que se comentan estas barbaridades dentro de la profesión. Es decir, ya no se le informa a la gente: le venden noticias, y cuando no hay hechos se inventan o se magnifican.


- ¿Crees o como manejas el término objetividad en esta profesión?

- No, no… esto es lo mismo que decir que un periodista es independiente, hombre… esto no existe. A ver, yo puedo estar contando una historia pero esto que me digan que uno es independiente u objetivo… un periodista, si es está tan fuera del bien y del mal, no vale siquiera la cuerda pa’colgarlo, así de claro. Es decir, todos tenemos una carga de subjetividad, todos tenemos una idea política, todos tenemos una idea religiosa o no, todos tenemos una carga de subjetividad que quieras o no, llevamos y volcamos la reflejamos en el trabajo que hacemos; entonces que vengan y me digan esto de la objetividad y de la independencia… esto de la independencia no lo puede decir nadie porque todos tenemos un patrón… tu trabajas para un medio y tienes tu jefe y sabes como piensa tu jefe y cual es la línea del periódico o de la radio o del canal de televisión para el que trabajas, entonces esto de la independencia es un cuento que se han inventado… yo veo que hay un canal de cable que pone ‘periodismo independiente’… ¿pero de que coño hablan? Esto es una estupidez hombre, y todos sabemos que intereses ese medio concretamente defiende y habrá otro que defienda otros intereses y no me parece mal, pero de ahí a decir que somos independientes… ¿independientes de que? ¿de que? Estos son las grandes mentiras que se construyen alrededor de los medios de comunicación… Que vengan y que te comenten ‘hombre, es que en aras de la objetividad, de la libertad de expresión…’ En definitiva, y esto nos ha pasado a todos, cuando hay una noticia que tu puedas tener, o un hecho, o un reportaje, o una entrevista que el secretario de redacción, o el director del periodismo o el director de la radio te dice ‘esto no se publica, porque no me interesa publicarlo’, y no lo vas a publicar. Entonces que vas a ir a decirle a tu jefe ¿oiga, la libertad de expresión y la independencia y la objetividad’… ¿sabes donde terminas?. Te dicen: “Mirá que grande que es la puerta, tío”. Esto es la realidad, entonces saquémonos todos un poquito la careta. Ahora si tu quieres yo te hago un tratado de la objetividad periodística, y quedo de puta madre pero no es la verdad, no es la verdad.

- Antes mencionaba que esto es una profesión. Luis Pita (periodista español) definía al periodismo como un oficio y es un poco una ambivalencia que se da de posturas ¿Por qué usted lo define como una profesión?


- Porque antes se podía hacer la actividad periodística con oficio y desde el oficio y desde la idoneidad que te daban los años y la experiencia y demás… hoy con lo que la tecnología tiene, con lo que ha avanzado la sociedad de información y la necesidad de tener un “background” por la complejidad de los temas que tienes que tratar… Es decir si a ti te mandan, vamos a suponer, a cubrir la conferencia del Banco Interamericano de Desarrollo que hace su asamblea anual y tu vas allí y no tienes ni puñetera idea de lo que van a hablar y puedes venir con nada… entonces esto necesita de que el trabajador del periodismo cada vez se profesionalice, más se capacite mas, aprenda las técnicas que tiene esta profesión, que son eso: son de una profesión, no de un oficio.
- Otra pregunta…

- (interrumpe) Ah, una cosa que te digo… esta es una característica que me llama mucho la atención… no se si tu como colega te los has planteado. Yo haría una pregunta… yo he vivido la vida preguntando entonces me resulta raro que me pregunten. ¿Por qué los periodistas argentinos dan tantas vueltas para hacer una pregunta? Es decir si yo tengo que preguntar de que color es este mantel hago toda una introducción

- ¿Lo notaste en esta charla?


- No, no, en general, Lo veo en la radio, en la televisión. La impresión que a mi me da es que aquí los periodistas tienden a ser los protagonistas de la historia. Si a ti no te enseñan que la protagonista es la materia prima con la que tú trabajas, que es la noticia, la confusión es inmediata. Es decir, el protagonista pasa a ser el periodista que trata de ser mas que el que entrevista. El periodista tiene que preguntar muy concisamente y escuchar mucho, ese es su oficio y después viene lo demás.

- La última, ¿Qué te vincula desde lo profundo a esta profesión? ¿Qué llena en vos esta profesión, que te permite dar y que recibís?


Yo creo que cuando uno abraza una profesión como esta me parece que primero hay una necesidad de comunicación muy importante con los demás, y por cierto la vinculación viene a partir de tratar de sacar muchos velos que muchos interesados les tienden a las cosas con la idea de que nunca se conozcan. Ese es el afán que uno tiene: de sacar esos velos, de trasparentar la situación de las cosas y que se sepa la verdad en definitiva, o intentar, llegar lo más cerca posible de la verdad. Esa es la historia.


La plaza de Tiananmen, en China; primera experiencia

“Quizás por que fue la primera vez que me toco salir a mi me impresiono mucho los acontecimientos de Tiananmen que en un lapso muy corto de tiempo, en apenas 40 minutos, fueron asesinadas unas cinco mil personas en la plaza mas grande del mundo. Para que te des una idea, la plaza de Tiananmen es un lugar donde caben un millón de personas, es la plaza más grande del mundo. Allí desde el mes de marzo a mayo de 1989 hubo unas protestas de estudiantes y después de trabajadores que demandaban cierta apertura al régimen del Partido Comunista chino y fueron reprimidos violentamente por el ejercito Rojo y esto no se hizo a escondidas, se hizo delante de todos los medios porque coincidía con que el entonces Secretario General del Partido Comunista soviético Mijail Gorbachov viajaba a Pekín y bueno, no pudo llegar por los acontecimientos que había allí. Al día de hoy no se sabe a ciencia cierta y es muy posible que nunca se sepa cuanta cantidad de gente fue asesinada y yo que era la primera vez que me tocaba salir a una situación de estas estuve muy arropado por otros colegas que ya tenían mucha experiencia.

El vínculo con Argentina y con la región

El vínculo de Bermúdez con Argentina comenzó con una radio rosarina donde trabajaba Reinaldo Sietecase, reconocido periodista nacional, aunque la primera vez que vino fue en 1995, en ocasión de la cumbre de presidentes iberoamericanos en Bariloche.
Luego vino un vínculo profesional con el diario Página 12, viajes a Ferias del Libro hasta que, en el año 2000, comenzó a publicar notas de investigación en el diario Río Negro y el presente lo ubica en Río Colorado. Los sábados de 10 a 12 conduce “Eleuthera” por Radio Nacional Viedma.
El primero en intentar remontar el río fue Basilio Villarino

La navegación en el río Negro, parte de la historia menos contada

///// Por María Eugenia Mauna /////

El primero en recorrer el río Negro en su totalidad fue el teniente Eduardo O’Connor, en 1883. Antes hubo otros cinco intentos fallidos. La creación de la escuadrilla del río Negro. La privatización del servicio y su desaparición a fines del siglo XIX.


Está científicamente comprobado que las características físicas del Río Negro no favorecieron a la navegación y obstruyeron su desarrollo.
Quienes saben del tema afirman que algunos factores negativos que interrumpieron la navegación estaban directamente relacionados con la naturaleza del río, sin que la voluntad y las técnicas humanas hayan podido superarlos.

Desde Huilliches quisimos conocer quienes fueron los iniciadores de la navegación del río Negro, y que pasó con la escuadrilla de vaporcitos que recorrieron a lo largo y ancho de nuestro río.

Para ello buscamos al Licenciado en Historia Héctor Rey, quien realizó una valiosa recopilación de datos acerca de la temática.

La historia comienzo con Basilio Villarino, quien con agallas trató mediante todos lo medios de demostrar que si bien el río era dificultoso para la actividad su navegación no era imposible remontando sus corrientes en 1782 y 1783, llegando un poco más arriba de la confluencia del Limay con Collon Cura.

El mismo método agotador fue utilizado por Nicolás Descalzi, en apoyo a la campaña al desierto del General Roca, en 1833, pero la recorrida resultaba cada vez más dificultosa por las malas condiciones físicas que presenta el río Negro, por lo cual muchos se rindieron antes de emprender el viaje y nunca se terminaba de reconocer el río en su totalidad.

Años más tarde, precisamente en 1869, el gobierno recomienda que otro de de los vapores emprenda la aventura de reconocimiento. Esta vez la suerte le tocó al denominado “Vapor Transporte”, capitaneado por el oficial de marina Ceferino Ramírez, debiendo detenerse por circunstancias técnicas en el extremo oriental de Choele Choel.

La misma suerte corrió el vapor “Itapirú” que en un recorrido accidentado no superando el trayecto de Ramírez y posteriormente el periplo del comandante Enrique Howard, llegó hasta la altura de la travesía de Chichinales.

Independientemente que desde 1880 comenzara a prestar servicios la escuadrilla del río Negro, no se puede dejar de mencionar los importantes viajes del Teniente Coronel Erasmo Obligado, quien alcanzó y superó el punto al que había llegado Villarino 98 años antes.

Este jefe realizo tres viajes en demanda del Nahuel Huapi y en apoyo a las campañas militares del Coronel Villegas pero, a pesar de sus heroicos esfuerzos, no pudo lograr su objetivo. Tal honor correspondería al Teniente Eduardo O’Connor en diciembre de 1883.

Escuadrilla del río Negro

La escuadrilla estaba formada por el vapor “Rio Negro”, el Transporte “Choele Choel” y el transporte “Rio Limay”, entre otros.

Todos ellos hacían el recorrido entre General Roca y Carmen de Patagones que también sirvieron a objetivos científicos, especialmente para la exploración del río.

Durante la histórica campaña al desierto, la escuadrilla brindó servicio a los militares de la flamante “Línea del río Negro” y de la misma manera en 1885 comenzar a atender las necesidades civiles, esencialmente a los requerimientos de las viejas poblaciones de San Javier, Guardia Mitre, General Conesa, Choele Choel y General Roca, entre tantas.

La empresa perteneciente al Estado iba creciendo en cuando a calidad del servicio aunque no en cuestiones económicas, dado que el costo de la manutención del vapor era sumamente elevado, provocando perdidas en lo ingresos. Esto fue decayendo cada vez más al punto de tentar por completo a las empresas privadas que deseaban obtener el servicio.

Dada la grave crisis económica que hacia 1890 envolvía al país se decide de pronto eliminar el servicio de la escuadrilla a fin de alivianar el deficitario presupuesto nacional.

Esto se decidió en acuerdo de Ministros y el hecho se conoció el 1º de abril, cuando el jefe de la escuadrilla de Patagones recibió un telegrama ordenándole dar de baja al personal y poner todo el material bajo custodia del Auxiliar de Marina.

Seguidamente, el Gobierno desestimó una oferta de compra de toda la escuadrilla, pero acepto otra oferta de arrendamiento por seis años a una empresa de navegación por vapor en el río Negro.

La transferencia se llevo a cabo a fines de junio del año 1890 y muy probablemente el viaje realizado a General Roca por el río Negro a fines de agosto de ese año haya sido el primero en manos privadas.

Los comienzos de la empresa privada fueron en su gran mayoría exitosos, pero también sufrieron los desgastes del río y tratando de mantener la regularidad y la rapidez se generaban gastos en las reparaciones de los vapores que comenzaron a detonar en crisis económica.

Pero no fue solo lo económico lo que provoco que el beneficiario original de la empresa transfiriera sus derechos a Julio Patiño, en el año 1892.

Por entonces el servicio padecía de graves fallas en cuanto a material flotante y desorden administrativo, lo que provoco un revuelo en la prensa con duras críticas a las autoridades nacionales.

Los escritos revelan que en 1894 una comisión inspectora de la Marina se encontró con un notable “desorden administrativo y en estado desastroso los buques y El Río Negro fue amarrado en la costa del Carmen de Patagones, totalmente desecho con sus calderas en muy mal estado.

Y así “La Escuadrilla Del Río Negro”, dejó de funcionar por dos largos años, provocando muchos más gastos que ganancias tanto a las dos empresas privadas que a lo largo de la historia obtuvieron sus servicios como así también al propio estado, quien no pudo mantener los costos y según atestiguan muchos dejo de brindar sus servicios más por la voluntad humana que por la propia naturaleza del río Negro.

En 1897 se vio nuevamente a La Escuadrilla en aguas rionegrinas pero esta vez en manos de la Marina parte que contaremos en otra oportunidad, cuando abordemos esa no menos importante parte de la historia de la navegación por el río Negro.

jueves, 25 de junio de 2009

Caso Verónica Díaz

Más de cuatro años sin justicia

La causa de la joven que murió víctima de del Yectafer adulterado está en manos de la Justicia Federal y forma parte de 63 expedientes en los que se investiga la mafia de los medicamentos. La familia sigue luchando por poner un manto de luz a la muerte de su hija.

///// Por Lorena Suárez /////

La sociedad y los medios tendemos a dejar atrás, tanto en la cobertura mediática como en la vida misma, los casos de asesinatos tras un tiempo determinado. A pesar de que los hechos no se resuelvan, con el paso del tiempo, dejan de ser noticia. Entonces queda únicamente la lucha de la familia, que a pesar de ese olvido y abandono colectivo no baja los brazos en busca de justicia, para que esto no vuelva a pasar, defendiendo sus derechos y los nuestros.

Pasaron cuatro años y medio desde la muerte de Verónica Díaz, víctima de un envenenamiento y una presunta mala praxis, del tráfico de medicamentos y del negocio de la salud.

Desde entonces la familia espera día a día el llamado de su abogado que le informe la fecha del juicio oral que podría condenar a las personas que asesinaron a su hija.
Como una forma de romper con esta costumbre tan argentina de olvido y abandono, le proponemos hacer un recorrido por una causa aún no esclarecida. Un caso paradigmático en la salud rionegrina: el caso Verónica Díaz.

Los hechos
Verónica Díaz falleció el 23 de diciembre de 2004, tras cinco días de agonía. Había recibido una inyección de hierro cuyo nombre comercial era Yectafer, en el hospital Artémides Zatti de Viedma. El medicamento le había sido recetado luego de detectársele una anemia. Días después moría en el hospital Eva Perón, en la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires.

Luego de las investigaciones y pruebas de laboratorio se descubrió que las dosis de hierro eran adulteradas por lo que Santiago Gavazza, propietario de la droguería que vendió el medicamento al hospital Artémides Zatti, y el director del centro de salud, José Pacayut, quedaron procesados por la compra del Yectafer que provocó la muerte de la joven. Sin embargo y a pesar de tener muchas pruebas, la Justicia Federal no oficializó todavía el inicio del juicio oral.

Entre la esperanza y la desesperanza, Nicolás y Graciela Díaz, padres de Verónica, nos contaron la situación de la causa, el abandono de la sociedad, las falencias de la salud pública y su lucha para sentar precedentes.

Respecto de la situación de la causa, Nicolás explicó que “está bien encaminada pero se ha retraído un poco porque se agregaron dos casos nuevos. Teníamos previsto el juicio oral para fines de éste mes, pero no sale por estas causas”.
El padre de la joven fallecida contó que en diciembre pasado el juez federal, Norberto Oyarbide, les manifestó que en junio de este año se concretaría el juicio oral. Sin embargo semanas atrás una nueva noticia daba cuenta que la instancia judicial se postergó tras la aparición de dos nuevas muertes a causa del Yectafer del mismo lote que el aplicado a Verónica.

La familia no inició causa a los profesionales que atendieron a Verónica desde su descompensación, a pesar que, según ellos, hubo una mala atención.

Nicolás Díaz explicó que “nosotros no hicimos ninguna denuncia contra los doctores que la atendieron a Verónica en Viedma, así que contra ellos no hay nada iniciado, a pesar que se quedaron un montón con la atención. Para mí ese fue un error de parte nuestra, porque de todos los médicos que la atendieron a Verónica solamente una doctora fue la que la atendió como corresponde y la derivó a Buenos Aires”.

Actualmente hay dos causas paralelas; por un lado se investiga cómo y porqué fue la compra del director del hospital Zatti, José Pacayut, a Gavazza, y las causas que provocaron la muerte de Verónica Díaz.

Ambos fueron procesados por la Justicia de Río Negro y después absueltos. Desde hace aproximadamente un año la Justicia Federal los procesó nuevamente, con la intervención del juez Norberto Oyarbide

El corto proceso del veneno
Graciela Díaz, madre de Verónica, contó paso a paso el doloroso proceso sufrido por su hija desde la aplicación del Yectafer adulterado hasta su derivación a Buenos Aires, ya con su aparato hepático inutilizado.

“Ella empezó el tratamiento con cuatro ampollas, que venían de otra partida, porque le habían detectado una anemia fuerte. En las últimas aplicaciones ella no quería porque primero nos dieron unas pipetas y al terminarse esas fuimos al hospital a buscar otras, que eran diferentes a las primeras. Verónica se dio cuenta, pero como se sentía cansada por la anemia decidió ponérselas igual”, contó Graciela.

Ese día acompañó a Verónica a la sala periférica del barrio y después se fue al trabajo. Horas más tarde su hija mayor la llamó para decirle que Verónica estaba llorando por que le dolía todo el cuerpo por la inyección que se había colocado y que estaba descompuesta. La joven ya no podía caminar y le dolía mucho el estómago.

“Volví a mi casa –relató Graciela- y la llevamos a la salita; cuando llegamos, los médicos no sabían por qué le había hecho mal la inyección. Para esto ella ya tenía vómitos, yo me di cuenta que no era un vómito normal y les dije que eso había sido por la inyección”.

Los médicos diagnosticaron un ataque al hígado, sin tener en cuenta la aplicación de Yectafer y le inyectaron un corticoide para cortar el efecto de la inyección. Pero Verónica continuaba descompuesta por lo que su familia decidió llevarla al hospital.
Ya en el centro de salud de la calle Rivadavia, a Verónica le pusieron un suero, con medicamentos para la descompostura y durmió toda la tarde.
“No podíamos despertarla –recuerda su madre-, y cuando se despertó me preguntó dónde estaba porque ya había perdido el conocimiento. Ahí me contó todo lo que había sentido con la inyección; me decía que sentía que se le quemaban las tripas, pero que ya se sentía mejor. Entonces le sacaron el suero y la mandaron a la casa, pero a la tarde se sentía mal de nuevo. Al otro día volvimos al hospital, donde tardaron un montón en atenderla hasta que se desmayó con vómitos y pérdida de conocimiento, y recién ahí empezaron a estudiarla por todos lados”.

Graciela continúa son su relato, como si los hechos hubieran sucedido ayer: “Ya veía yo que a mi hijita le pasaba algo grave. Se pusieron a investigarla toda, y a tratar de sacarle sangre porque no le podían extraer de ninguna vena. En eso llega el médico que le había recetado el inyectable en la salita y me dice ‘sabe que señora, con ella ya son nueve chicas que vienen descompuestas por el tema del Yectafer, estamos desconfiando de este medicamento, así que tráigame todas las ampollas que tenga en su casa porque tenemos que hacer algo con esto’. Yo le dije que no, que ellos tendrían dosis para investigar y que esas ampollas no se las iba a entregar. Después de eso nos dijeron que las funciones hepáticas estaban anuladas y que debíamos trasladarla a Buenos Aires para realizarle un transplante, y el resto ya todos lo conocen”.

El negocio de los medicamentos
Desde hace más de 10 años la Justicia Federal lleva investigando unos 550 casos de robo, adulteración o falsificación de medicamentos.
En esta investigación, llevada adelante por el juez Norberto Oyarbide y que cuenta con un expediente de 63 cuerpos, se deduce que la causa Yectafer demuestra con claridad los manejos de la mafia del sector: cada eslabón de la cadena funcionaba por separado. Unos se ocupaban de la fabricación y el envasado del medicamento, otros lo comercializaban a una primera empresa y otros los vendían a distintas droguerías y farmacias.

En la actualidad los medios nacionales hablan de la causa de tráfico de efedrina, pero todos están unidos a la mafia de los medicamentos robados o adulterados que responden a las exigencias del mercado.

Sobre esto Nicolás Díaz contó que “cuando nosotros fuimos a ver al Juez Oyarbide, él nos dijo que se había presentado el abogado de Forza a decir que quería declarar sobre el tráfico de drogas y después nos quedamos helados cuando vimos a los dos o tres días que Forza había sido asesinado”.

En la caso de Verónica Díaz se investigan las causas de la muerte y la compra que José Pacayut le hace a la empresa Gavazza, a pesar de la no autorización por parte de la Provincia, de que ésta suministre medicamentos. Sin embargo, esta es solo una pequeña parte de una investigación en la que se ven involucrados: policías, políticos, falsificadores, traficantes y proveedores.

A pesar de la desesperanza, la lucha
A cuatro años y medio y criando otros cinco hijos, Nicolás duda con el esclarecimiento total del hecho: “Yo tengo mis dudas si en algún momento se pueda esclarecer, pero por ahí pienso que la justicia es lenta pero que puede llegar. Porque ellos tienen todos los elementos, no creo que vayan a querer que esto se diluya. Pero después pasan cosas como que el hombre que fabricaba estos medicamentos en Buenos Aires, que tenía el laboratorio en un cuarto del fondo de su casa, y en las declaraciones su mujer dijo que no sabía nada de este negocio. ¿Cómo no va a saber si estaba en el fondo de la casa? Sin embargo la mujer fue absuelta por falta de mérito, y eso nos desmoraliza”.

Cabe mencionar que la esposa del propietario del laboratorio Interdog, que fabricaba las inyecciones de hierro adulterado "Yectafer", se quitó la vida en un extraño hecho. La mujer había sido imputada en la causa pero luego fue absuelta por falta de mérito. Alicia Panatti se arrojó a las vías del tren el 15 de marzo de 2008.

La postura de Graciela es un poco más pesimista: “A nosotros nos dijeron que en mayo se iba a comenzar con el juicio oral y ahora nos salieron con que se posterga. A fin de año va a ser otro año que mi hija falleció y es como que nos dan expectativas para conformarnos a nosotros, pero no avanza; hace tres años que la causa está estancada. A veces siento que no estoy haciendo nada para esclarecer el caso de Verónica, pero qué vamos a hacer si desde la justicia nos dice que está todo encaminado. Yo me pregunto todos los días si se va a ser justicia por mi hija”.

Vacío Legal
En referencia a los otros ocho casos de aplicación de Yectafer trucho que se registraron en Río Negro, de los cuales ninguno derivó en una muerte, Nicolás explicó que “en estos casos no hay condena; tiene que haber una muerte para que se empiece a investigar, para caratularlo como envenenamiento. Nosotros estuvimos con el ministro de Salud, Ginés García en ese momento, y él nos decía que hay un vacío legal en el tráfico de medicamentos. No condenan las secuelas que quedaron en otras personas por la aplicación del medicamento trucho”.

Los últimos casos se comenzaron a investigar a partir de que la Causa de Verónica Díaz se hizo pública en los medios nacionales, porque hasta ese momento no se sabían los motivos de la muerte.

Los reclamos de las marchas
Durante tres años, la familia y amigos de Verónica, realizaban marchas reclamando por justicia y mejor atención en el hospital, pero el paso de la causa a la Justicia Federal, el poco acompañamiento y en algunos casos el rechazo a las manifestaciones hicieron que las mismas se fueran diluyendo.

En este aspecto, el papá de Verónica cuenta que “nosotros en las marchas reclamábamos mejor atención en el hospital y control de los medicamentos; incluso había gente que nos pedía que los acompañemos al hospital porque no los atendían. Yo no sabía que hacer porque no quería que me digan que estaba lucrando con la muerte de mi hija.

Defendíamos al hospital porque lo necesitamos al igual que toda la población, pero yo sólo no puedo. Luego dejamos de hacer marchas acá porque la causa pasó a la Justicia Federal, pero en su momento también reclamábamos por la atención, porque ellos están lucrando con la salud nuestra, con las derivaciones. Además se nota la diferenciación en la atención y eso no es así, nos tienen que atender a todos por igual, seamos morochos o rubios”.

En relación al acompañamiento de la gente, Graciela contó que “nosotros íbamos a las marchas a pedir que tengamos un sistema de salud digno, pero hicimos durante tres años las marchas y la gente no nos acompañaba. O no entendían el mensaje o pensarían ‘que luchen ellos si total nosotros estamos bien’. La sociedad enseguida te trata como si vos querés lucrar con la pérdida de tu hijo, sin saber que nadie está exento de que le pase algo así y que en realidad nosotros lo que buscamos es que no le vuelva a pasar a nadie, ni de mi familia ni de la familia de otra persona”.

Con lágrimas en los ojos, Graciela contó que “cuando nosotros íbamos por la calle (con las marchas) había señoras grandes que decían ‘ya andan estos jodiendo en la calle’ ¡y nosotros escuchábamos! Yo me quedaba mirándolas y pensaba que esa mujer tenía que ser mamá y sin embargo no le importaba nuestro dolor”.

Nicolás agrega que “en otra oportunidad estábamos haciendo una marcha y pasó un auto que casi nos atropella y el conductor nos miraba mal. Nuestros hijos nos decían indignados lo que decía la gente y nos dijeron, ‘no hagamos más marchas que a la gente le molesta que estemos en la calle’. Pero si a ellos les pasara, les gustaría que todos los acompañen”.

Como cierre de una extensa y dura charla, Nicolás Díaz dice: “Yo lo único que quiero es que se haga justicia, con la impotencia de decir, ‘por qué me pasó a mí’ y después ponerme a pensar y decirme, ‘¿Y por qué no yo?’ y eso nos da la fuerza, porque no somos los únicos que hemos perdido un hijo”.

El, vos, yo, ellos, nosotros…


Desmonte: ¿quién se hace cargo?

La exterminación indiscriminada de la flora, la falta de lluvias y de legislación son algunos de los factores que conducen a la región a una desertificación. La impronta de una mayor producción sin pensar a futuro y una visión inmediata conducen a una cruda realidad. Causas y consecuencias de una panacea productiva. ¿Quién se hace cargo?


////// Por Marcos Saldaña //////


Más allá de ser una región cautivante en extensión geográfica, con variedad climática y de recursos, la zona norte de la patagonia, esta atravesando por uno de los escenarios más difíciles de toda la historia, comparada con la de 1962.


Una extensa sequía azota la región, causada por la intervención del hombre en el medio ambiente lo que conlleva un aumento considerado de la temperatura y una desertificación prolongada.


Lo cierto es que este escenario esta presente, no sólo en esta zona, sino en varios puntos del país. Ahora ¿quién se hace cargo de ello? Unos dicen que es culpa del clima, otros la falta de legislación que controle los desmontes, otros la mala utilización de los suelos y otros quien sabe qué.
En estos casos las responsabilidades empiezan a recaer sobre diversos sectores, como ocurre de costumbre, pero ¿quiénes son realmente los responsables?.
Esa es una respuesta que intentaremos descifrar o al menos alcanzar.


Este proceso de desmonte se viene dando desde hace varios años en las zonas regionales, puesto que la producción es el pilar de la economía y el “desarrollo”.
Ello sin dudas es la excusa para generar más siembras, más cosechas y más entrada de dinero, que tal vez, en su momento, dio resultado. Pero la realidad hoy por hoy lo demuestra claramente, y por eso no se puede negar que lo que fue un auge económico hoy es un dolor de cabeza para muchos.


“Esto no es nada del otro mundo”, dijo Pedro, ex peón de campo y actual albañil. “El patrón que yo tenía ha desmontado casi por completo su campo, se salvaron los canteros que tenía afuera de su casa”, contó entre risas.
“Yo trabajé casi toda mi vida

en el campo, y cuando él desmontó el suyo, tuvimos mucho trabajo porque era buena la cosecha, pero ahora estoy sin empleo desde hace dos años y pico porque no llueve; esta todo seco, no hay pastos, no quedó nada”, afirmó, y con tono de pena concluyó: “No se para que tanto han desmontado si ahora eso no sirve de nada”.

“Ahora estoy sin empleo desde hace dos años y pico porque no llueve, esta todo seco, no hay pastos, no quedó nada” (Pedro, ex peón de campo).

No soy yo, sos vos…

La falta de lluvias, consecuencia de dicho fenómeno de exterminio de flora, esta llevando a una desertificación y desgaste de los suelos. A ello se le suman los vientos que arrasan con las propiedades fértiles de la tierra generando medanos de arena en los campos.

Esta situación no sólo afecta la producción sino además al desarrollo demográfico y el clima.
El desmonte constante es un problema complejo que ya ha ocupado el centro de la polémica, tanto en el ámbito legislativo como productivo. El fuerte impacto ambiental ya se empieza a notar con los cambios en el aspecto geográfico.

Con sólo recorrer las rutas del sudoeste bonaerense y rionegrino nos damos cuenta a simple vista de estos cambios, con paisajes alarmantes. Pero la realidad se encrudece aún más en cada una de las extensiones de los campos, donde ya no se ven arbustos y sí arena por doquier.

Las responsabilidades cruzadas pueden graficarse en dos frases: una lanzada por un productor que dijo: “La sequía y las políticas equivocadas dejaron maltrecho al productor”, y otra dicha por un funcionario que aseguraba que “los productores arrasaron con un gran porcentaje de monte”.

La fiebre del desmonte en Patagones

El proceso de degradación del monte nativo y las prácticas de sembrado en zonas inadaptadas para determinados cultivos en el Partido de Patagones no es actual, sino que se viene dando progresivamente con la estabilización de la agricultura y la ganadería como ejes del desarrollo económico y social.

En este contexto, de desmonte y sequía, de un total aproximado de 1, 2 millones de hectáreas que hay en todo el Partido de Patagones, poco más de 500 mil están afectadas, número que irá aumentando con el correr de los meses.

Datos recabados de un informe realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA – demuestran un aumento en la pérdida del monte nativo. Ya en 1975 sólo se registraba un 65 por ciento de monte natural. En 1987, quedaba un total aproximado de un 53 por ciento. En tanto, en ese transcurso, hasta el año 1999 sólo se registró un 9 por ciento menos de monte, es decir que en esa época quedaba sólo un 44 por ciento, mientras que en el año 2004 ya se registraba menos del 40 y en 2007 sólo un 32 por ciento de monte nativo.

Actualmente ese porcentaje es alarmante, puesto que en la actualidad sólo queda menos del 30 por ciento de monte nativo; el resto fue exterminado para la producción agrícola y ganadera.

A este desmonte desmedido se le agrega la degradación de los suelos, que van perdiendo sus propiedades fértiles a causa de la saturación de cultivos y la erosión eólica que arrastra todo a su paso y desertifica los suelos.

Datos que alarman
· En Nuestro país se pierden 821 hectáreas de monte y bosque nativo por día.
· Registra una tasa de deforestación 6 veces mayor que la del promedio mundial.
· Entre el 2004 y el 2006 el fenómeno del desmonte creció más del 40 por ciento, respecto del período de 1998 a 2002.
· La tala indiscriminada terminó con más de 1 millón de hectáreas (la mayoría de ellas ahora son fuente de producción sojera).
· La venta de plaguicidas aumentó considerablemente en los últimos años.
· A ello se le suman, los contundentes cambios climáticos y la aparición de plagas.
· En la provincia de Río Negro, se duplico la superficie desmontada en tan sólo 6 años.
Nota de Opinion
Una mano en contra

No es un castigo de Dios ni tampoco una ocasión de la naturaleza, sino que se trata nada más ni nada menos que de la intervención del hombre en el ambiente.
Algo claro, que recién hoy se ve, pero que por décadas no ha sido visto como una amenaza para la naturaleza, sino más bien como un avance tecnológico y desarrollista.
A ello se le suma el impulso del sistema capitalista que apunta al desarrollo de algunos sectores, y desgraciadamente el no desarrollo y exclusión de otros.
Las nuevas pestes, las sequías, los terremotos, las inundaciones, los cambios drásticos de la temperatura, son las consecuencias de la mano del hombre.
En este caso, el desmonte configura un daño casi irreversible en la naturaleza. Cuando no se respetan los patrones y condiciones naturales, es decir cuando no se vuelve a forestar, los cambios son rotundos y prolongados.
Ahora bien, esa visión a corto plazo de quienes pensaron y aún lo hacen, en generar más producción y ganar más dinero generando más tierras explotables y quitando monte nativo, es ahora devastada por sus propias intervenciones en el medio natural y un dolor de cabeza diario para muchos.
¿Qué se puede hacer ahora? ¿Esperar que la madre naturaleza traiga consigo lluvias torrenciales? Más bien, deberíamos empezar, aunque sea en parte, a generar una conciencia colectiva de medio ambiente, pensando a largo plazo y cambiando esa visión mezquina y la impronta de generar mayores ingresos.


FOTOS: Evangelina Martínez




Sin nada

Y...sin más que decir, ella se quedó tambaleante ante su figura, que derramaba infidelidad. El no sabia que lo había hecho sin querer, nadie sabia que el lo había hecho sin querer, pero en definitiva, todos sabían que el lo había hecho.

No sólo quedaron heridas abiertas que pronto fueron cerrando o quisieron cerrar, entre los hostiles pensamientos que él fundía en cada atardecer.

No sólo quedo enamorado de ella, sino que ahora no sabia como hacer para decírselo y hacerle entender lo que la amaba. Ya nadie le creería, ni ella, ni la tarde, ni luna que todas las noches él le regalaba.

Ya nadie podría ver a ese cuerpo infiel llegar por las noches y acariciar su cuerpo, sentir su calor, su aroma, comer un chocolate y fumar un cigarrillo junto a ella, entre las sabanas, entre las almohadas.

Ni mucho menos despertarse junto a ella, junto a su aroma, entre las sabanas, entre las almohadas, en su pequeña casa, con el calor de su cuerpo, y su cálida vos entredormida.

Pero el ya no podría regresar a sus brazos, salvo que ella así lo deseara. Él se tomó el atrevimiento de jugar mal, de tirar las cartas sobre la mesa y armar una mala partida.

Se tomo el tiempo de jugar mal, para luego quedarse solo y dormir entre sus sabanas, sin su aroma, sin su calor, sin su voz entredormida, fumando ese cigarrillo solo, que despedía soledad, tristeza y dolor.



ANÓNIMO