Este artículo pretende reflejar el derecho a la muerte digna, el derecho a decir “No” a médicos, especialistas y servicios de terapia que se dedican a lucrar con las últimas horas de vida de un ser humano que tiene asumido que la muerte es lo que le espera y que no hay nada más por hacer.
Si en la vida tenemos derecho a vivir dignamente, por qué no elegir morir de la misma forma y no someternos al proceso de alargar una cruel agonía que sólo degrada a la persona que se encuentra postrada en una cama con el agregado del sufrimiento de los familiares que lo rodean por la situación planteada y que el deceso es inevitable.
Tenemos que asimilar, procesar y asumir que la muerte forma parte de la vida y en el momento que aparece, golpeándonos la puerta y avisando que viene a cumplir su tarea, hay que tomarlo con naturaleza aunque el dolor nos aborde y no buscar la forma de burlar a la ineludible expiración en casos extremos.
La muerte es un tema que la sociedad considera como un tabú, tal vez por miedo, quizás por desconocimiento o simplemente por no considerar la idea de que la vida tiene un final.
En este articulo, Huilliches realizó una investigación sobre la denominada “muerte digna”, que es un proyecto de ley aprobado por la legislatura rionegrina en noviembre de 2007.
El proyecto surgió por las inquietudes de pacientes con enfermedades terminales y de sus familiares. En el caso de una muerte segura, que es inminente, a causa de una enfermedad, hay pacientes que no quieren padecer el proceso que los médicos realizan para alargar la vida a través de aparatos y diferentes metodologías.
La legisladora Marta Milessi, creadora del proyecto, comentó a Hüilliches que se trabajó durante 5 años y tuvo una aprobación absoluta por parte de sus pares. Al consultarla en qué consiste la muerte digna, explicó que “es el acompañamiento a morir dignamente en una cama sin intervenir en el proceso”.
El proyecto aprobado a fines de noviembre del año pasado en
Además explicó sobre la labor de los médicos quienes tienen que, o deberían, informar al paciente sobre su situación de salud para que puedan decidir, quienes sean pacientes terminales de situación irreversible, ser acompañados por sus familiares a morir dignamente.
En cierta manera, se le puso una norma a lo que se viene realizando en
La legisladora Milessi remarcó que el hecho de tener que judicializar sobre el área de Salud, denota que el sector se encuentra muy mal y tendría que resolverse la situación en la intimidad del paciente y del médico. “Si estuviéramos en un país en donde las igualdades de oportunidad existieran, no tendríamos que estar legislando está temática”, puntualizó Milessi quién además agregó que en
La muerte digna es la evaluación ética de trabajar sobre el límite del esfuerzo terapéutico, es determinar cuando se llega a ese límite; en el único lugar donde está definida la muerte es en la ley de trasplante.
Milessi dijo que durante años a ellos, quienes se formaron en la universidad del proceso, les hicieron creer que la muerte era el fracaso del médico.
Hoy se ve que la muerte es parte de la vida y por más esfuerzo que uno haga es inevitable; cuando llega ese momento poder morir acompañado de los afectos en una cama supone morir dignamente.
En terapia intensiva, en las dos últimas horas de vida del paciente, se produce el 80% del gasto en salud, por eso la insistencia en la prevención aunque siempre va a existir un grupo de pacientes que la requieran.
“Nadie está en contra de la terapia, se tienen que usar los recursos en forma racional y el proyecto de muerte digna no es racional, apunta al derecho de elegir. Hay muchos intereses de diferentes corporaciones, algunos con pensamientos hegemónicos como la iglesia católica, otros con pretensiones económicas desde las terapias y otros con objetivos de empresas montadas sobre juicios de mala praxis”, explicó Marta Milessi, a lo que también se suma los posibles intereses de familiares por herencias.
Después de todo, es lo único que importa en esos momentos tan duros en la vida de las personas: la posibilidad de poder optar la manera en que queremos dejar este mundo.
Es una situación sumamente compleja, ya que tanto los familiares que tienen a una persona en una situación limite como la persona misma, sienten la necesidad y el deseo de querer vivir mucho más tiempo pero saben, y son conscientes, que el estado de permanencia al que serán sometidos sólo les va a traer dolor y sufrimiento, por eso pueden optar por morir dignamente.
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