La globalización trajo consigo la pasividad de los jóvenes, los que en otros tiempos buscaban con la rebelión cambiar un poco su realidad, hoy están atados a un sistema consumista y de trabajo que les impide poder crear y actuar libremente.
Con el transcurso de los años y de las costumbres, las diferentes etapas del ser humano han mutado de acuerdo a los valores, que también han mutado de acuerdo a cada época.
Puede, en principio, afirmarse que un joven del año 2008 no es igual a un joven de 40 años atrás, porque los elementos formativos y la realidad social han mutado transformando todas las capas sociales y los sectores más vulnerables de los cuales, la juventud es uno de los más representativos.
En la actualidad, la juventud en América Latina, es un sector de la sociedad en gran parte regido por el consumismo y el cambio de hábitos, valores y costumbres. Los jóvenes parecen agruparse tras las “libertades” que ofrece el mercado de consumo.
A modo de ejemplo, en la década del ´60 los hijos de adultos clase media tenían como bandera la rebeldía contra sus padres, contra el sistema y contra todo lo establecido, adquiriendo un grado de conciencia que los hacía militar por la paz en el mundo.
La era “hippie” fue un acto de rebeldía y estuvo regida por jóvenes que creían que un mundo nuevo era posible. En la actualidad, en los países de Latinoamérica, en especial pertenecientes a localidades pequeñas, los jóvenes clase media, están comandados por los estereotipos del consumo. Discuten sobre fútbol, “tunning”, la última ropa de moda, y no muestran conciencia social ni demasiadas ganas de cambiar nada, con la excepción de determinados sectores.
Los ideales de aquellos jóvenes de la década del ´60 que mostraron innovaciones e hicieron historia, y que en los ´70 llevó a muchos de ellos a creer en la lucha armada como modo de cambiar la realidad, hoy parecen haber sido masticados por la desinformación, la apatía y el desinterés.
Otro aspecto importante es la realidad económica y social actual, donde los jóvenes de clase baja eligen salir a trabajar de niños porque las necesidades de sus hogares los obliga moralmente a colaborar, cuando no son obligados por sus padres, y sus ideas y sus ganas de cambiar algo son reemplazadas por las obligaciones económicas. Si bien las instituciones cumplen un rol de prevención y contención –como en el caso del SIDA y las adicciones- son escasas las instituciones que trabajen en pos del joven, en su incentivación y brindando herramientas, para desempeñarse en la vida social.
El punto clave en todo esto parece ser la educación, donde los niveles medios tampoco brindan a los jóvenes herramientas para pensar. Los planes educativos son cada vez más escuetos y aquel chico que sale de la escuela a enfrentarse con una urna o con la vida, en muchas ocasiones se siente perdido. Si este mismo chico accede a una universidad, el poco conocimiento que adquirió durante cinco años, los hace quedar muchas veces en el examen de ingreso.
La marca registrada de la juventud es la rebeldía, la innovación, la alegría, la euforia y las ganas de un construir un mundo mejor, algo que con el correr del tiempo se va perdiendo.
La vida hoy les exige cada vez más. Para ser empleado de un comercio, se necesita tener el secundario completo, conocimientos de computación y buena presencia, si el joven cuenta con estos requisito, lo toman, trabaja todo el día, todos los días y pierde definitivamente las ganas de crear, generando una ecuación de más x menos.
Las minifaldas, un hermoso acto de rebeldía impuesto por las chicas de los 60, hoy la marca Kosiuko las vende en diferentes modelos y a diferentes precios y aunque puede haber alguna marca más barata no se compara con la primera, y es esa la que las chicas quieren.
Las guitarreadas con fogones en las playas, con canciones de protesta y esa fuerza interior que provocaba gritar, hoy esta auspiciada por Sony y las transmite en vivo y en directo la cadena MTV.
Todas las libertades que en algún momento de la historia fueron conseguidas por los jóvenes, fueron atomizadas y usadas por las multinacionales, como forma de tener a los jóvenes agarrados de las narices, básicamente a los del tercer mundo que tienen acceso a las nuevas tecnologías, pero solo para consumirlas.
Luego de las diferentes crisis que han sufrido estas generaciones, la nueva conciencia, esa conciencia tan presente en los adultos actuales, es la de subsistencia, dejando a una distancia abismal la conciencia del progreso. La educación parece ser la clave, para generar ideales y compromisos a las nuevas generaciones que serán los adultos de mañana y que seguramente manejarán el mundo.
Los jóvenes con nuevas ideas, hoy quedan fuera de este aparato consumista y es muy difícil que alguien lo apoye en sus proyectos. Estos jóvenes, que son los que deberían cambiar el mundo, quedan inmediatamente fuera del sistema.
1 comentario:
Este Articulo me parecio muy interesante porque trata sobre un tema que es comun en los jovenes de hoy en dia.
Publicar un comentario